Uso de probióticos bajo condiciones de estrés por calor

campus avícola

Entre las alternativas para mitigar los efectos adversos de las altas temperaturas en las aves, el empleo de probióticos ha demostrado ser una solución altamente efectiva.

Las altas temperaturas que imperan a nivel mundial, aunado a las altas tasas metabólicas de las líneas modernas, han llevado a que el estrés por calor se convierta en una de las principales problemáticas de la producción. Este estrés calórico provoca efectos adversos en la fisiología, inmunología y microbiología de las aves, lo que se traduce en anomalías y disminución en el rendimiento (Sugiharto et al., 2017).

Frente a este escenario, la industria avícola está buscando activamente soluciones efectivas para contrarrestar los efectos perjudiciales que el estrés térmico provoca en la salud y el rendimiento de las aves. Tanto la nutrición como la alimentación han emergido como elementos clave en este desafío. Estrategias nutricionales que mejoren la utilización de proteínas y energía, junto con intervenciones dirigidas a restaurar el equilibrio intestinal, están cobrando cada vez más importancia debido a los notables efectos del estrés térmico en la ingesta de alimentos, el metabolismo de nutrientes y la salud intestinal.

Efectos del estrés por calor

Las aves son animales homeotermos, es decir que tienen la capacidad de regular su temperatura corporal dentro de ciertos límites. Entonces bajo condiciones de alta temperatura, las aves modifican su comportamiento y homeostasis fisiológica buscando la termorregulación, lo que les permite disminuir la temperatura corporal. 

Cuando las temperaturas ambientales son extremas, su capacidad para disipar el calor se ve disminuida, lo que desencadena cambios fisiológicos que conducen a un estrés por calor. 

El estrés por calor impacta en la producción general de las aves al influir en el equilibrio neuroendocrino tanto mediante la disminución de la ingesta de alimento como mediante la activación del eje Hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA). 

Generalmente, las aves reaccionan de manera similar al estrés por calor, pero expresan variaciones individuales en la intensidad y duración de las respuestas, que también pueden estar afectadas por la intensidad y duración del episodio de calor. Algunas de las reacciones incluyen cambios en el comportamiento, como la reducción en la ingesta de alimentos, un aumento en la ingesta de agua, una disminución en la actividad, un aumento en el tiempo de descanso, así como un aumento en el jadeo y la apertura de las alas. 

También, se ha demostrado un efecto inmunosupresor del estrés por calor en pollos de engorde y gallinas ponedoras, encontrándose un menor peso de órganos linfoides (Quinteiro-Filho et al., 2012) como así también pesos reducidos del hígado (Felver-Gant et al., 2012), entre otros. 

Además de estos efectos, se han visto cambios en la morfología e integridad intestinal de las aves  (Song et al., 2014),  lo que afecta la digestibilidad y absorción de nutrientes como así también al aumento de la permeabilidad de toxinas al torrente sanguíneo.

Datos de diversos estudios indican que las altas temperaturas ambientales alteran de forma drástica a la microbiota gastrointestinal (Liu et al., 2020) llevando a un estado de disbiosis. Este estado a menudo se asocia con una disminución en la digestión de nutrientes, pérdida de la función de barrera intestinal e inflamación  (Ducatelle et al., 2018). 

Herramientas claves: Los Probióticos 

Desde una estrategia nutricional, la inclusión de probióticos a las dietas de las aves, contribuye a aminorar los efectos negativos de las altas temperaturas. (Lara y Rostagno, 2013).

Numerosos estudios han demostrado los beneficios de los probióticos a través de sus diferentes mecanismos de acción en la modulación de la microbiota y la permeabilidad del intestino, así como en la respuesta inmunitaria frente al estrés calórico (Tabla 1) 

Los probióticos promueven la formación de una microbiota deseable y protectora (Baldwin et al., 2018), al mismo tiempo que restablecen adecuadamente la eubiosis después de la exposición a temperaturas elevadas (Sugiharto et al., 2017). Este estado de equilibrio, puede mejorar la salud, productividad y capacidad de las aves para resistir los factores estresantes ambientales (Kogut, 2019).

 

Tabla 1: Ejemplos de tratamientos con probióticos para mejorar la microbiología y morfología intestinal de aves de corral sometidas a estrés por calor. Adaptada de Sugiharto et al., 2016

 

Además, se ha observado que los probióticos influyen en el comportamiento de las aves. Se ha registrado un aumento en el tiempo dedicado a estar de pie y caminar, mientras que el tiempo de estar sentado, dormitar y dormir ha disminuido en las aves alimentadas con probióticos y criadas bajo estrés por calor (Wang et al., 2018). Estos cambios conductuales podrían atribuirse a la función del probiótico en mejorar la salud ósea y reducir el estrés a través de los ejes microbiota-intestino-cerebro y cerebro-hueso (Santisteban et al., 2016).

 


Conclusión

Como alternativa para mitigar el estrés causado por las altas temperaturas, el uso de probióticos emerge como una herramienta complementaria valiosa junto con otras medidas de manejo, ventilación y nutrición. Los probióticos, al mejorar la salud intestinal y fortalecer la respuesta inmune, pueden contribuir significativamente a la capacidad de las aves para enfrentar el estrés térmico. Además, se ha observado que los probióticos influyen positivamente en el comportamiento de las aves, lo que contribuye a una mejor adaptación al estrés por calor y a un rendimiento global mejorado. Sin embargo, es importante destacar que los probióticos deben ser parte de un enfoque integral que incluya prácticas de manejo adecuadas y un ambiente de producción óptimo para garantizar su eficacia en la reducción del impacto del estrés por calor en las aves de corral.


 

Fuente

Sugiharto S.,  Yudiarti T., Isroli Isroli, Widiastuti E. & Kusumanti E. (2017).  Dietary supplementation of probiotics in poultry exposed to heat stress – a review. Ann. Anim. Sci., Vol. 17, No. 3. 

Lara L., & Rostagno M. (2013). Impact of Heat Stress on Poultry Production. Animals 2013, 3(2), 356-369.

https://doi.org/10.3390/ani3020356

W C Wang, F F Yan, J Y Hu, O A Amen, H W Cheng. (2018). Supplementation of Bacillus subtilis-based probiotic reduces heat stress-related behaviors and inflammatory response in broiler chickens. Journal of Animal Science, Volume 96, Issue 5, Pages 1654–1666. https://doi.org/10.1093/jas/sky092




 

 

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