Anemia Ferropénica en lechones lactantes: Una comprensión adecuada para su efectiva prevención
¿Qué es la anemia ferropénica?
El hierro es un oligoelemento esencial para el mantenimiento de la salud y el desarrollo óptimo de los cerdos. Cumple diversas funciones vitales, entre las que se destacan su participación activa en el transporte de oxígeno y el sistema inmunológico, la estimulación de la producción de ácido clorhídrico en el estómago, el desarrollo de las vellosidades intestinales y el apoyo como cofactor de numerosas enzimas. Como resultado, una eventual deficiencia de hierro puede interrumpir la homeostasis del organismo, causando problemas de salud que se traducen en una reducción significativa del desempeño productivo.
La anemia por deficiencia de hierro, conocida como anemia ferropénica (IDA, por sus siglas en inglés), es un trastorno reconocido desde principios del siglo XX como un problema grave en la industria porcina. Se caracteriza por ser una anemia hipocrómica, debido a la disminución de la tasa de hemoglobina, y microcítica, por la reducción del hematocrito. Este tipo de anemia afecta principalmente a los lechones lactantes debido a ciertos factores etiológicos predisponentes. Dada la alta susceptibilidad de esta categoría porcina, su prevención es fundamental, ya que este trastorno provoca una baja tasa de crecimiento, un aumento de la susceptibilidad a infecciones, especialmente cuadros entéricos (diarrea), y un incremento en la mortalidad predestete, lo que pone en peligro la viabilidad productivo-económica de cualquier granja porcina.
Factores etiológicos
Los factores etiológicos son aquellos elementos presentes antes de que un trastorno o enfermedad se manifieste, actuando como predisponentes para su ocurrencia. En el caso de la anemia ferropénica, se pueden identificar tres factores principales:
1. Bajas reservas de hierro al nacimiento:
Los lechones nacen con una reserva de hierro muy limitada, aproximadamente entre 35 y 50 miligramos, que solo cubre los requerimientos de los primeros 3-4 días post nacimiento. Esto se debe a la incapacidad fisiológica de la cerda gestante para satisfacer la demanda de hierro fetal y neonatal debido a su notable hiperprolificidad. Además, se sugiere que existe una baja eficiencia de transferencia de hierro a través de la placenta, aunque la causa exacta aún no se conoce. En relación con esto, la suplementación con hierro en las cerdas gestantes no muestra una mejora significativa en los niveles de hierro de los lechones neonatos.
2. Bajo contenido de hierro en calostro y leche:
Tanto el calostro como la leche producida por las cerdas contienen un bajo contenido de hierro, que varía entre 0,2 a 4 mg/L según diversos autores. Considerando un consumo diario de leche por lechón de 0,5 a 1 litro, y una tasa de absorción del hierro presente en la leche del 60-90%, un lechón puede absorber alrededor de 1 mg de hierro por día. Sin embargo, dado que el requerimiento diario de hierro es de alrededor de 7 miligramos, el aporte proveniente del calostro, y posteriormente de la leche, resulta insuficiente para cubrir estas necesidades.
3. Tasa de crecimiento temprano exponencial:
Durante la primera y tercera semana de vida, los lechones experimentan un rápido crecimiento, multiplicando su masa corporal dos y cuatro veces, respectivamente. Esta impresionante tasa de crecimiento conlleva un aumento del volumen sanguíneo y del número de glóbulos rojos (eritropoyesis), lo que determina un requerimiento diario de entre 7 y 16 miligramos de hierro para mantener un nivel adecuado de hemoglobina. Cuando este nivel cae por debajo de 8 g/dL, la anemia se hace presente.
¿Cómo combatir la anemia ferropénica?
Para prevenir el desarrollo de este trastorno en los lechones lactantes, es fundamental administrar una fuente de hierro exógeno. En la industria porcina, la suplementación con hierro es una práctica rutinaria y obligatoria, ya que sin ella, el estado hematológico de los lechones se deteriora rápidamente. Por lo tanto, es crucial evaluar todas las estrategias disponibles actualmente, considerando principalmente la fuente de hierro utilizada, la dosis suministrada y la vía de administración.
1. Administración parenteral (intramuscular o subcutánea):
La administración parenteral de hierro es una técnica bien documentada y ampliamente utilizada en las granjas porcinas de todo el mundo. Tradicionalmente, se aplica una única inyección intramuscular de 200 miligramos de hierro dextrano (FeDex) a los 2-3 días de nacimiento, lo cual ha demostrado ser eficaz para corregir el estado hematológico de los lechones y prevenir o tratar la anemia ferropénica.
Sin embargo, esta dosis es considerablemente alta, especialmente en comparación con las bajas reservas de hierro de un lechón al nacimiento (35-50 miligramos). Aunque la dosis alta previene la anemia, es posible que no se metabolice ni detoxifique completamente, lo que puede llevar a la alteración de la homeostasis metabólica del hierro. Esto ocurre debido a la expresión excesiva de hepcidina, una hormona peptídica que regula negativamente la absorción y utilización del hierro en el organismo. La resultante abundancia de hierro libre puede causar estrés oxidativo, daño del ADN mitocondrial, apoptosis y peroxidación lipídica. Además, se inhibe la liberación de hierro al plasma sanguíneo desde los macrófagos y hepatocitos y se reduce la absorción de hierro dietético a través del duodeno. Esto es particularmente negativo durante la segunda mitad de la lactancia (día 14 post nacimiento al destete), cuando se introduce la alimentación sólida predestete (creepfeeding), desaprovechando una fuente valiosa de hierro inorgánico exógeno.
Para una administración óptima de hierro por vía parenteral, es crucial encontrar un equilibrio adecuado entre los beneficios de combatir la anemia ferropénica y los riesgos potenciales de generar daño oxidativo por exceso de hierro, lo cual es tóxico.
Numerosos estudios han demostrado los beneficios de dividir la administración de hierro dextrano en múltiples dosis. Esta estrategia optimiza los niveles hematológicos previniendo la anemia ferropénica y, al mismo tiempo, minimiza el riesgo de toxicidad por hierro, además de proporcionar otros beneficios. Lipiński et al. (2010) y Chen et al. (2019) mostraron que administrar hierro dextrano en dos dosis individuales de 40 mg Fe/kg PV en los días 3 y 10, y 3 y 14 post nacimiento, respectivamente, previene la deficiencia de hierro en los lechones de manera similar al método tradicional.
Además, los lechones con suplementación dividida, en comparación con aquellos tratados mediante la metodología tradicional, presentaron una tasa de crecimiento superior, mejor morfología e integridad intestinal, evidenciada por una mayor relación entre la altura de las vellosidades y la profundidad de las criptas, y ausencia de daños en las microvellosidades. También registraron un aumento más estable en la concentración de hierro en sangre, lo que indica un metabolismo más robusto. Esto permite minimizar la expresión de hepcidina, maximizando la absorción de hierro dietético y reduciendo la toxicidad del hierro, eliminando así el daño oxidativo.
2. Administración oral:
Históricamente, se ha considerado que la anemia ferropénica es un problema característico de la producción porcina intensiva, ya que se ha sugerido que la ingesta de hierro del suelo por parte de los cerdos, donde este elemento se encuentra altamente disponible, contribuye a mantener valores hematológicos adecuados. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que esta problemática afecta a la producción porcina en general, sin distinción entre granjas intensivas y extensivas.
Diversos suplementos dietéticos orales de hierro, como sales, quelatos, hierro carbonilo y micropartículas, se han utilizado y evaluado como posibles alternativas a la administración parenteral tradicional. Estos suplementos se basan en el consumo voluntario de los lechones, el cual es muy limitado durante los primeros diez días de vida. Además, existen otras problemáticas, como la baja capacidad de digestión, la escasa secreción de ácido gástrico y la débil motilidad gastrointestinal de los lechones.
A pesar de estos desafíos, la administración oral debe ser considerada debido a sus numerosos aspectos positivos en comparación con la administración parenteral. Es una estrategia menos laboriosa que no provoca estrés en los animales y evita el riesgo de transmisión de enfermedades iatrogénicas.
Maes et al. (2011) hallaron que la administración oral de hierro a través del alimento durante tres períodos diferentes (días 2-4, 5-7 y 8-12 de vida), mediante la inclusión de un aditivo rico en hierro proporcionado a través de comederos de apoyo (creepfeeding), produjo resultados sumamente positivos. Los lechones que recibieron este tratamiento mostraron una mayor concentración de hemoglobina al destete y niveles de desempeño productivo e ingesta de alimento similares a los lechones tratados con el método parenteral tradicional. Estos hallazgos destacan la administración oral de hierro como una alternativa viable frente a la anemia ferropénica, aunque se necesitan más estudios para confirmar estos resultados.
Consideraciones finales
El objetivo principal de la administración de hierro es satisfacer las necesidades de este microelemento para la eritropoyesis, un proceso fisiológico que consume grandes cantidades de hierro debido a las tasas de crecimiento exponenciales que experimentan los lechones lactantes durante las primeras etapas de su vida.
Aunque la administración parenteral tradicional cumple con este objetivo, la elevada dosis utilizada (200 miligramos de hierro dextrano) puede generar toxicidad en los lechones, causando una ruptura de la homeostasis férrica y reduciendo el desempeño productivo de los cerdos. Por otro lado, la administración parenteral de dosis más bajas de hierro (40 miligramos + 40 miligramos) divididas en dos momentos distintos (día 3 de vida y día 10 o 14 de vida), parece mostrar un doble beneficio al prevenir la anemia ferropénica y evitar la toxicidad por hierro. Esto se logra gracias a la minimización de la expresión de hepcidina, permitiendo maximizar la absorción natural de hierro dietético en el intestino. Este enfoque es especialmente beneficioso durante la segunda mitad de la lactancia, cuando la ingesta voluntaria de alimento sólido de los lechones aumenta considerablemente, engrosando así las reservas de hierro en el organismo.
Finalmente, la administración oral basada en la ingesta voluntaria de compuestos de hierro añadidos al alimento parece ser una alternativa eficaz. Sin embargo, dada la baja ingesta de alimento sólido por parte de los lechones durante las dos primeras semanas después del nacimiento y la inmadurez neonatal de los mecanismos moleculares de absorción de hierro, es necesario explorar nuevas tecnologías, como las nanopartículas y el encapsulamiento, que podrían incrementar la probabilidad de eficacia de esta técnica.
Referencias
- Chen, X.; Zhang, X.; Zhao, J.; Tang, X.; Wang, F.; Du, H. (2019). Split iron supplementation is beneficial for newborn piglets. Biomedicine & Pharmacotherapy, 120, 109479.
- Lipiński, P.; Starzyński, R.; Canonne-Hergaux, F.; Tudek, B.; Oliński, R.; Kowalczyk, P.; Dziaman, T.; Thibaudeau, O.; Gralak, M.; Smuda, E.; Woliński, J.; Usińska, A.; Zabielski, R. (2010). Benefits and risks of iron supplementation in anemic neonatal pigs. The American journal of pathology, 177(3), 1233-1243.
- Maes, D.; Steyaert, M.; Vanderhaeghe, C.; López Rodríguez, A.; de Jong, E.; del Pozo Sacristán, R.; Vangroenweghe, F.; Dewulf, J. (2011). Comparison of oral versus parenteral iron supplementation on the health and productivity of piglets. Veterinary record, 168(7), 188-188.
- Svoboda, M.; Vaňhara, J.; Berlinská, J. (2017). Parenteral iron administration in suckling piglets–a review. Acta Veterinaria Brno, 86(3), 249-261.
- Svoboda, M.; Píšťková, K. (2018). Oral iron administration in suckling piglets–a review. Acta Veterinaria Brno, 87(1), 77-83.
- Szudzik, M.; Starzyński, R.; Jończy, A.; Mazgaj, R.; Lenartowicz, M.; Lipiński, P. (2018). Iron supplementation in suckling piglets: An ostensibly easy therapy of neonatal iron deficiency anemia. Pharmaceuticals, 11(4), 128.
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