Calostro: Estrategias para lograr una ingesta óptima

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En el ámbito porcino, es ampliamente reconocido que los lechones necesitan un entorno cálido y seco para sobrevivir durante los primeros días después de su nacimiento. Esto se debe a que nacen con una delgada capa de grasa subcutánea, lo que implica que pierdan calor fácilmente al medioambiente. Además, sus reservas energéticas son muy limitadas, ya que el contenido de glucógeno es muy bajo (50-70 gramos), lo que solo proporciona suficiente energía para la termorregulación durante las primeras 16 horas de vida. En consecuencia, los lechones neonatos experimentan un balance energético negativo debido a su alta actividad física y sus elevadas demandas energéticas para mantener la temperatura corporal dentro de un rango óptimo. Por tanto, resulta crucial la implementación de óptimas prácticas de manejo por parte del personal de maternidad para asegurar su viabilidad durante los primeros momentos de vida.

El calostro es la primera secreción de las glándulas mamarias. Aunque solo se produce durante las primeras 24 horas postparto, tiene un efecto directo en la supervivencia, inmunidad y crecimiento de los lechones. Desde el punto de vista energético, debido a su alto contenido de proteínas y grasa, representa una fuente energética esencial que todos los lechones neonatos deben ingerir en cantidades adecuadas (>250g/lechón) para ver significativamente reducido su riesgo de muerte y garantizar un crecimiento saludable.

La garantización de una adecuada ingesta de calostro es crucial para todos los lechones, independientemente de su peso de nacimiento. Sin embargo, para los lechones con bajo peso (<1,35 kg), que suelen enfrentar mayores dificultades para regular su temperatura corporal y son menos vigorosos, esta importancia es aún mayor. Estos lechones a menudo encuentran dificultades para acercarse a las glándulas mamarias y suelen ser excluidos por los lechones más pesados, lo que compromete seriamente su supervivencia. Además, es común que se acuesten más cerca de la cerda en busca de calor, aumentando considerablemente el riesgo de ser aplastados.

 

¿Qué estrategias se pueden implementar para optimizar el consumo de calostro?

 

     1.  Entrenamiento manual por el operario:

La práctica de acercar manualmente a los lechones a la glándula mamaria por parte del operario ha demostrado reducir considerablemente la mortalidad neonatal. Este método consiste en entrenar a los lechones para que aprendan a lactar por sí mismos, lo que se logra sosteniéndolos con las manos, colocando su boca en los pezones, hasta que logren adquirir el hábito.

Se recomienda realizar esta práctica exclusivamente en los lechones con bajo peso al nacer, dado que demanda un tiempo considerable. Los lechones con un peso adecuado al nacimiento, que suelen ser más vigorosos, pueden ingerir calostro por su propia cuenta.

Para promover una recuperación temprana de la vitalidad, es fundamental reducir al mínimo el intervalo entre el nacimiento y la aplicación de esta técnica. Se recomienda realizarla dentro de los primeros 30 minutos posteriores al nacimiento de cada lechón, y en caso de ser necesario, repetirla 30 minutos luego de la primera.

Para facilitar esta tarea, se puede marcar a los lechones que ya han recibido la maniobra, utilizando por ejemplo tiza de color. Esto garantiza una clara distinción entre aquellos que han sido atendidos y los que no. Se puede utilizar una sola marca para identificar los asistidos una vez y dos marcas para aquellos que han sido atendidos dos veces.

 

    2.  Lactancia dividida (split suckling o split nursing):

Esta práctica implica dividir la camada en dos grupos según su peso al nacimiento. El grupo más pesado se coloca temporalmente en una caja con una fuente de calor diferencial, separado de la madre y sin acceso a los pezones, mientras que el grupo más liviano permanece con la cerda. Esto permite que los lechones de bajo peso puedan ingerir calostro sin competencia.

Debe llevarse a cabo únicamente una vez que haya finalizado el parto, evitando su implementación en partos en curso, y su duración debe ser de aproximadamente 90 minutos, lo que asegura que los lechones de menor vitalidad tengan tiempo suficiente para ingerir calostro, sin poner en riesgo la viabilidad de los lechones apartados. Se pueden organizar dos rondas diarias: una a primera hora de la mañana, para camadas nacidas durante la noche, y otra por la tarde o noche, para camadas nacidas durante el día. Evitar su aplicación durante todo el día para que el personal comprenda su importancia y así evitar una ejecución deficiente si se llegara a superponer con otras tareas.

No todas las camadas requieren esta práctica. Solo se aconseja cuando el tamaño de la camada excede el número de pezones funcionales de la cerda, o cuando las camadas muestran un peso desigual, lo que podría perjudicar a los lechones más pequeños debido a su incapacidad para competir con los más grandes.

Al igual que en la práctica de “entrenamiento manual”, resulta fundamental identificar la camada en la que se ha aplicado esta práctica para evitar posibles confusiones. Una alternativa viable sería marcar la ficha de la cerda con un color o palabra distintiva, de modo tal que distintos operarios no repitan esta maniobra en múltiples ocasiones en la misma cerda.

 

    3.  Recolección y suministro manual de calostro:

Esta metodología implica la recolección manual de calostro de cerdas que están en proceso de parto, para luego administrarlo manualmente a lechones con bajo peso al nacer utilizando un biberón o una botella con tetina.

El éxito de esta metodología se apoya en dos aspectos fundamentales: la adecuada recolección del calostro y la selección cuidadosa de los lechones receptores.

La recolección del calostro se realiza preferentemente en cerdas de paridad 3 a 5, ya que su cantidad y calidad suelen ser superiores en comparación con las hembras más jóvenes. Se aconseja llevar a cabo esta recolección durante los primeros 30 minutos del parto, es decir, aproximadamente media hora después del nacimiento del primer lechón. Es importante tener en cuenta que, aunque se recomienda la aplicación de oxitocina exógena para estimular la secreción del calostro, esto puede aumentar el riesgo de distocias y, como consecuencia, la cantidad de lechones nacidos muertos (mortinatos)


Para una recolección efectiva, se recomienda extraer el calostro de las glándulas mamarias torácicas (craneales) y abdominales (medias), ya que su producción es mayor en comparación con las inguinales (caudales). Este procedimiento puede llevarse a cabo de manera precisa en el momento en que se necesite para suministrar a determinados lechones, o de manera anticipada, lo que implica la creación de un banco de calostro para futuras necesidades. Es fundamental tener en cuenta que se requieren aproximadamente entre 15 y 20 cerdas para recolectar un litro de calostro, y que el proceso puede llevar alrededor de una hora.

En cuanto al suministro, es crucial identificar claramente los lechones receptores. Se puede optar por proporcionar el calostro a aquellos lechones que presenten un bajo peso de nacimiento, o también se puede aplicar otro criterio, como suministrar exclusivamente a lechones que estén hipotérmicos y/o cuyo estómago se perciba vacío al tacto. En ambos casos, el suministro debe durar 2 minutos, lo que implica la provisión de aproximadamente 30g de calostro a cada lechón. Además, es fundamental elegir adecuadamente la tetina utilizada en términos de tamaño y suavidad, ya que cualquier incomodidad durante el suministro podría resultar en un rechazo posterior de los lechones a los pezones de la madre debido a una experiencia negativa anterior. Cabe destacar que se debe evitar prolongar el suministro por más de 2 minutos, ya que esto podría causar letargo en los lechones durante el resto de la lactancia.

Por último, es importante considerar que esta práctica requiere una inversión considerable de tiempo y esfuerzo, por lo que su aplicación en granjas medianas o grandes, donde se producen numerosos partos simultáneos, puede resultar impráctica, no así en granjas pequeñas.

 

En conclusión:

  • Garantizar que los lechones ingieran una cantidad adecuada de calostro (>250g/lechón) es fundamental para asegurar su supervivencia, inmunidad y óptimo crecimiento durante las primeras semanas de vida.
  • Se pueden emplear diversas estrategias de manejo, como el entrenamiento manual, la lactancia dividida y el suministro manual de calostro, con el fin de asegurar una ingesta óptima de calostro por parte de cada lechón recién nacido.
  • Debe evaluarse qué técnica se ajusta mejor a cada granja en función de sus características específicas, principalmente su tamaño y la disponibilidad de personal. 

 

Referencias

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