Recepción del BB: ¿Cómo abordar los críticos primeros días?
La primera semana de vida es una etapa crítica marcada por desafíos y altas tasas de mortalidad, lo que remarca la importancia de un buen manejo de la recepción.
La mortalidad en la primera semana es un indicador crucial del rendimiento y bienestar del lote, donde el manejo ambiental, nutricional y sanitario de las aves desempeñan un rol fundamental. Durante este periodo, las aves experimentan cambios significativos y deben adaptarse rápidamente a su entorno. Ofrecer condiciones óptimas reduce el estrés, lo que se traduce en una disminución de los índices de mortalidad.
Calidad de BB
Buscar minimizar el tiempo transcurrido desde el nacimiento hasta el traslado a la granja es fundamental. Cuanto más se extienda este período, mayor será la demora en la alimentación, lo cual puede impactar negativamente en el crecimiento y rendimiento productivo de los animales a lo largo de su vida.
Es esencial evaluar la vitalidad de los pollitos a su llegada a la granja, observar su comportamiento puede brindar insights sobre el manejo durante su transporte. Un pollito de buena calidad es activo, luce un plumón esponjoso, ombligo cicatrizado, ojos brillantes, sin lesiones ni deformaciones y patas cerosas, entre otras.
También se recomienda pesar los bb al momento cero y nuevamente a las 24 horas, buscando un aumento de peso de entre 10 a 15 gr.
La toma de temperatura cloacal también puede ser un indicador fehaciente del manejo en esta etapa, siendo 40-40,5 °C la temperatura ideal. Por encima de los 41°C empiezan a jadear, y por debajo de 40°C indica que los bb tienen frío. Estas mediciones pueden ir acompañadas de observación: si los pollitos jadean, están acurrucados, la distribución, emisión de sonidos, etc. Estos datos en conjunto ofrecen una base para un monitoreo continuo.
La importancia del confort térmico
El rango de temperatura ambiente termoneutral para los pollitos de engorde durante la primera semana se establece entre 32 y 35 °C, con una humedad relativa del 50-65% y esto es importante de destacar ya que se trata de animales poiquilotérmicos es decir, que no tienen la capacidad de termoregularse, por lo que su temperatura corporal tiende a seguir la temperatura del entorno.
Se ha demostrado que los pollitos criados a temperaturas ambientales bajas (20°C) presentan pesos corporales notablemente más bajos a los 7 días de edad. En este contexto, la pérdida de calor radiante (W) es nueve veces mayor en comparación con las aves mantenidas a 35°C a la misma edad, según estudios realizados por Malheiros et al. (2000) (Figura 1).
FIGURA 1: PÉRDIDA DE CALOR POR RADIACIÓN EN POLLITOS
Fuente: imagen adaptada de Malheiros et al. (2000)
(W) Pérdida de calor por radiación para aves criadas a diferentes temperaturas ambientales (35, 25 o 20 °C) durante la primera semana de vida post eclosión. Para cada punto, letras iguales significa que no se encontraron diferencias significativas (P>.05)
Esta disminución en el peso corporal podría estar relacionada con el comportamiento de las aves, que tienden a amontonarse en busca de calor, resultando en una reducción en el consumo de agua y alimento. Esta tendencia se observa especialmente al final del séptimo día, ya que los pollitos dependen en los primeros días de la reserva de energía y proteína proporcionada por los remanentes de la yema.
Entonces, proporcionar fuentes de calor en diferentes partes del galpón y acondicionarlo al menos 24 horas antes de la llegada de los pollitos es primordial para un buen arranque.
Para un mejor control de este parámetro resulta necesario medir la temperatura a la altura del bb y utilizar loggers para datar la temperatura en todo momento.
Comida y bebida Ad libitum
Cada hora que pasa sin que los pollitos coman, es una pérdida en la ganancia diaria de peso y por ende de dinero. Se ha comprobado que cuanto antes consuman mejor será su performance futura. Muchas investigaciones demuestran que el consumo temprano ayuda al desarrollo de las vellosidades intestinales y su funcionamiento.
Proporcionar fácil acceso al alimento y al agua resulta el ABC de la recepción. Es necesario suministrar suficientes comederos y bebederos que se adecuen al tamaño de pollito, ya sea regulando su altura o presión.
Una estrategia adicional para estimular el consumo es ofrecer alimento en la cama, dispuesto sobre papel. En lo que respecta al suministro de agua, se recomienda reducir la presión en el sistema de nipples para facilitar la visibilidad de las gotas de agua por parte de los pollitos.
Una forma para comprobar la cantidad de pollitos que han encontrado agua y alimento es evaluar el buche. Esta técnica se basa en tomar una muestra representativa (10%) del lote en diferentes partes del galpón a las dos horas de llegados a la granja y palpar sus buches detectando la presencia de alimento y/o agua. Posteriormente, revisar a las 8, 12, 24 y 48 horas. Los resultados deberían ser los de la tabla 1 (siendo buche lleno presencia de alimento y agua); en el caso que el llenado de los buches se encuentre por debajo de las recomendaciones del 5% o más se deben tomar medidas.
TABLA 1
Calidad de cama
La elección de la cama no solo está dada por la capacidad que tenga para absorber humedad y de su capacidad aislante, sino que también dependerá de variables como disponibilidad, accesibilidad y precio. Todos estos parámetros deben ser evaluados al momento de optar por una o por otra. Su calidad importa y mucho, ya que manejada correctamente, evita dermatitis en patas, estrés respiratorio y mermas en cortes de importancia como la pechuga.
Además, el pollito experimenta pérdidas de temperatura a través de sus patas, destacando así su importancia como aislante térmico. Por consiguiente, se recomienda una cama de entre 5 a 10 cm.
En este contexto, es fundamental realizar mediciones precisas de la temperatura de la cama en el momento de la recepción. Un rango de temperatura ideal para la cama se sitúa entre 28 a 30 °C.
Cantidad de luz e intensidad
La luz desempeña un papel crucial en la actividad de los animales durante todo el ciclo de las aves, y de manera destacada durante la primera semana. Durante este período inicial, la iluminación influye significativamente en el consumo y en el desarrollo tanto del sistema inmunitario como del digestivo.
Existen diversos planes de iluminación que se ajustan a los sistemas de producción, a las normativas locales y a los objetivos específicos del personal encargado. La gestión adecuada de la intensidad y la duración de la luz es fundamental.
En las primeras 24 horas, se recomienda proporcionar entre 23 y 24 horas de luz (con la opción de una hora de oscuridad para facilitar la adaptación) con una intensidad de alrededor de 25 lux. Esto garantiza el adecuado consumo de alimento y agua por parte de los pollitos. A medida que los pollitos alcancen un peso de 130-170 gramos, se puede considerar prolongar el período de oscuridad, ajustando así el régimen de iluminación a 6 horas de oscuridad y 5-10 lux.
Puntos finales
Es esencial comprender cómo es la situación fisiológica de los pollitos en las primeras horas de vida. Esta información nos permite identificar posibles problemas en los bbs y, por ende, mejorar sus condiciones. La detección temprana de cualquier inconveniente, a través de registros precisos, potencia a la capacidad de respuesta, haciéndola más ágil y efectiva.
Bibliografía:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1056617119309341
https://www.wattagnet.com/home/article/15482259/manejo-de-los-pollitos-en-los-primeros-7-dias
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