Inmunocastración: Una inversión en bienestar animal, sin comprometer la productividad

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Tradicionalmente, la castración se ha empleado para mitigar el comportamiento agresivo de los cerdos y prevenir el desarrollo del olor sexual en la carne, causado por la acumulación de androstenona y/o escatol en la grasa subcutánea e intramuscular. Aunque la producción de escatol ocurre en ambos sexos, su acumulación se da únicamente en los machos debido al efecto de los esteroides masculinos en el metabolismo hepático. En cuanto a la androstenona, esta hormona es exclusiva de los machos, registrando las cerdas niveles muy bajos o insignificantes. Por lo tanto, la problemática del "olor sexual" es exclusiva de los machos.

Para abordar esta cuestión, históricamente se ha recurrido a la castración quirúrgica, que implica la extirpación de las gónadas (testículos), generalmente durante la primera semana de vida. Sin embargo, representa una intervención estresante con efectos negativos sobre la salud y el bienestar animal, dado el considerable dolor que esta práctica genera en los lechones. Por lo tanto, surge la necesidad de explorar alternativas que aborden esta problemática, sin perder de vista los beneficios productivos y económicos asociados a la castración en los sistemas de producción porcina.

¿Qué es la inmunocastración?

La inmunocastración es un proceso mediante el cual se vacuna a los cerdos con un análogo de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). Esta vacunación permite la síntesis transitoria de anticuerpos anti-GnRH, los cuales se unen a la GnRH endógena y la bloquean, impidiendo así su llegada a los testículos. Como consecuencia, las funciones testiculares se ven desactivadas y se inhibe la producción de testosterona.

¿Qué consideraciones prácticas se deben tener en cuenta?

  1.  Cantidad de inyecciones:

El protocolo estándar implica la administración de dos vacunas idénticas con un intervalo de cuatro semanas entre cada una.

La primera dosis tiene como objetivo inicial estimular el sistema inmunológico y "prepararlo" para la segunda dosis, lo que resulta en un leve aumento de los anticuerpos anti-GnRH. En cambio, la segunda dosis desencadena una respuesta inmune más robusta, provocando una supresión completa temporal de la función testicular.

Es importante señalar que, en caso de detectar cerdos no respondedores al tratamiento, identificados por la falta de retracción testicular y un comportamiento sexual persistente (montas), se recomienda administrar una dosis de refuerzo (tercera dosis). Esto garantiza el efecto deseado de la inmunocastración, no debiendo el porcentaje de cerdos no respondedores superar un 3% del lote, ya que un valor más alto indicaría un problema en el proceso de inmunización, ya sea con el producto o con la técnica de aplicación.

  1.  Edad de inmunocastración:

La edad en la que se administra cada dosis está determinada por la edad en la que los cerdos son enviados a mercado. La segunda dosis debe administrarse entre 4 y 6 semanas antes de la salida al mercado, mientras que la primera dosis debe aplicarse con cuatro semanas de antelación con respecto a la segunda.

La principal razón para realizar la inmunocastración durante la etapa de terminación, en lugar de en etapas anteriores, radica en aprovechar al máximo el potencial de crecimiento de los cerdos machos enteros hasta la segunda inyección, dado que disponen de una conformación más magra y una mejor conversión alimenticia.

  1.  Herramientas de evaluación del éxito:

La evaluación de la efectividad de la inmunocastración es fundamental, casi tan crucial como el procedimiento mismo. Esta permite identificar aquellos animales en los que no se ha logrado el efecto deseado, lo que posibilita la aplicación de una dosis de refuerzo en tiempo y forma.

Las causas por las que algunos cerdos no responden adecuadamente a la vacuna pueden ser diversas. Puede deberse a su estado de salud, a la presencia de criptorquidia o simplemente a que escapan de la vacunación debido a errores en su aplicación por parte del personal.

A nivel granja, se suele evaluar el comportamiento de monta de los cerdos post vacunación, en complemento con una inspección visual directa del tamaño de los testículos. Altas tasas de monta, junto con un tamaño prominente de los testículos, son signos de alerta que indican la presencia de cerdos no respondedores al tratamiento.

Además, se pueden utilizar métodos invasivos, generalmente realizados en el frigorífico. Estos incluyen análisis químicos para detectar la presencia de compuestos que causan olor sexual, así como la medición del peso de las vesículas seminales. Se ha demostrado que la inmunocastración efectiva conduce a una notable reducción del tamaño de estas vesículas en comparación con los machos enteros.

Beneficios de la inmunocastración

  1.  Características de la canal:

Tanto los niveles de androstenona como de escatol se reducen en los tejidos de los cerdos inmunocastrados a los niveles encontrados en los cerdos castrados quirúrgicamente. La producción de androstenona se suprime como consecuencia de la inhibición del desarrollo testicular, mientras que la disminución del nivel de escatol originado en el intestino ocurre debido al incremento del metabolismo hepático.

Dado que estos niveles aumentan con la madurez sexual, existe una correlación positiva entre un aumento del peso de salida a mercado y el riesgo de olor sexual en la canal. Por este motivo, a mayores pesos de salida a mercado, mayor es la necesidad de realizar inmunocastración. 

  a. Calidad de carne: presentan características similares a los cerdos castrados quirúrgicamente en cuanto a la calidad de la carne. Esto se refleja en niveles más altos de grasa intramuscular y una menor dureza, lo que resulta en una carne más tierna y jugosa.

  b.Peso de canal caliente: aunque los cerdos inmunocastrados registran un menor peso de canal caliente en comparación con los cerdos castrados quirúrgicamente, este peso sigue siendo superior al de los machos enteros, colocándose en una posición intermedia en términos de peso de la canal caliente.

  c.Piezas de alto valor comercial: muestran un mayor peso en piezas de alto valor comercial, como el jamón, en comparación con los machos enteros, lo que resalta su potencial para ofrecer cortes de carne más valorados en el mercado.

 d.Parámetros físicoquímicos de la carne: muestran similitudes con los cerdos castrados quirúrgicamente en conductividad, puntuación de color y fuerza de corte, mientras que comparten características con los machos enteros en términos de marmoleado y pérdida por cocción.

 e.Perfil ácidos grasos: en comparación con los cerdos castrados quirúrgicamente (que tienden a tener ácidos grasos más saturados) y los machos enteros (que tienden a tener ácidos grasos más insaturados), los cerdos inmunocastrados muestran un perfil intermedio. Esto se refleja en niveles intermedios de ácidos grasos poliinsaturados totales (PUFA) y ácidos grasos saturados (SFA), diferenciándose significativamente de ambos grupos.

  1.  Desempeño productivo:

Según un metaanálisis llevado a cabo por Nautrup et al. (2018), durante el período de engorde (70 días hasta la salida al mercado), se observa que los cerdos inmunocastrados exhiben mayores ganancias diarias de peso en comparación con los castrados quirúrgicamente y los machos enteros, con un incremento de +32,54 g/día y +65,04 g/día, respectivamente. Además, su índice de conversión alimenticia se sitúa en un punto intermedio entre estas categorías, con valores de -0,234 y +0,075, respectivamente.

  1.   Bienestar:

El procedimiento de inyección de la vacuna representa una alternativa significativamente menos invasiva en comparación con la castración quirúrgica, lo que conlleva una reducción considerable del dolor y el estrés experimentado por los cerdos. Además, se elimina el riesgo de infecciones en las heridas, una complicación común asociada con la castración tradicional. Estos beneficios se reflejan en una menor tasa de mortalidad durante la primera semana postparto al comparar lechones castrados quirúrgicamente con aquellos que permanecen intactos (6,3% y 3,6%, respectivamente), especialmente evidente en lechones de bajo peso al nacer (Morales et al., 2017).

En edades más avanzadas, si bien los cerdos inmunocastrados inicialmente muestran un comportamiento similar al de los machos enteros, tras la segunda vacunación experimentan una notable reducción en la agresividad y la tasa de montas, lo que se traduce en un comportamiento más cercano al de los castrados quirúrgicamente. Este cambio comportamental contribuye significativamente a mejorar su convivencia y la seguridad en las granjas.

Implicancias económicas y rol del consumidor

El análisis costo-beneficio de implementar inmunocastración se centra en la estimación de costos (vacunas, mano de obra, alimentación de inmunocastrados, etc) y los beneficios que confiere (incremento productividad, mejora características calidad de la canal, etc).

En varios estudios realizados en la Unión Europea, se ha observado que los costos de vacunación y mano de obra se solventan con las ganancias aportadas por una mayor eficiencia alimentaria y canales de mayor calidad. Oliver (2009) ha identificado un beneficio de U$S14,04 por cerdo de engorde por año (U$S0,085 por kg de canal) en comparación con cerdos castrados quirúrgicamente sin anestesia.

Un aspecto de suma relevancia a considerar es la disposición de los consumidores a adquirir carne procedente de cerdos inmunocastrados, lo cual depende de tres aspectos fundamentales:

  • Sensibilidad al bienestar animal: Aquellos consumidores preocupados por el bienestar animal muestran disposición a pagar más por carne proveniente de cerdos sometidos a métodos de castración menos dolorosos, como los inmunocastrados.
  • Calidad (sabor): El sabor de la carne es un factor central que los consumidores consideran al realizar sus compras. En este contexto, se ha demostrado que la inmunocastración no afecta el sabor de la carne.
  • Seguridad alimentaria: La preocupación por la seguridad de los alimentos es relevante para los consumidores. En este sentido, se ha comprobado que la carne de cerdos inmunocastrados no genera efectos negativos en la salud de la población, lo que refuerza su aceptación entre los consumidores.

 

En conclusión:

La inmunocastración se presenta como un método que asegura un alto nivel de bienestar animal y la obtención de productos de alta calidad al ofrecer la oportunidad de obtener todos los beneficios asociados a los machos enteros en términos de calidad de la carne y rendimiento, al tiempo que se reducen los niveles de olor sexual.

La implementación adecuada del protocolo de aplicación, que incluye la cantidad y la edad de las inyecciones, junto con una evaluación precisa de sus efectos en los animales, constituye un elemento crucial para valorar su aplicación.

 

Referencias:

Kress, K.; Millet, S.; Labussière, É.; Weiler, U.; Stefanski, V. (2019). Sustainability of Pork Production with Immunocastration in Europe. Sustainability, 11, 3335.

Mancini, M.; Menozzi, D.; Arfini, F. (2017). Immunocastration: Economic implications for the pork supply chain and consumer perception. An assessment of existing research. Livestock Science203, 10-20.

Morales, J.; Dereu, A.; Manso, A.; de Frutos, L.; Piñeiro, C.; Manzanilla, E.G.; Wuyts, N. (2017). Surgical castration with pain relief affects the health and productive performance of pigs in the suckling period. Porc. Health Manag., 3, 18.

Oliver, M. (2009). ALCASDE – Final Report. SANCO 2008/D5/018.

Poulsen Nautrup, B.; Van Vlaenderen, I.; Aldaz, A.; Mah, C. (2018). The effect of immunization against gonadotropin-releasing factor on growth performance, carcass characteristics and boar taint relevant to pig producers and the pork packing industry: A meta-analysis. Res Vet Sci., 119:182-195.

Rydhmer, L.; Lundström, K.; Andersson, K. (2010) Immunocastration reduces aggressive and sexual behaviour in male pigs. Animal, 4(6):965-72.

Škrlep, M.; Poklukar, K.; Kress, K.; Vrecl, M.; Fazarinc, G.; Batorek Lukač, N.; Weiler, U.; Stefanski, V.; Čandek-Potokar, M. (2020). Effect of immunocastration and housing conditions on pig carcass and meat quality traits. Translational Animal Science4(2), 1224-1237.

Zamaratskaia, G.; Rasmussen, M. (2015). Immunocastration of male pigs–situation today. Procedia food science5, 324-327.


 

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