Impacto del estrés por calor en cerdos de terminación
El impacto de las altas temperaturas (estrés por calor) en cerdos de terminación constituye una de las principales causas de pérdidas productivo-económicas en la producción porcina (Cotrell et al., 2015), vinculado principalmente a una menor eficiencia en su crecimiento y a un incremento de la mortalidad (St-Pierre et al., 2003).
Los ambientes cálidos (20-21°C) durante el período de engorde reducen el consumo de alimento y, como consecuencia, también la ganancia de peso, lo cual aumenta el tiempo necesario para alcanzar el peso de faena (Fonseca de Oliveira et al., 2018).
Bajo situaciones de estrés calórico, los cerdos destinan energía adicional para disipar el exceso de calor corporal, afectando negativamente su eficiencia productiva y generando desequilibrios en su salud y comportamiento (Baumgard and Rhoads, 2013; Becker et al., 2014). Se estima que los requerimientos de energía para mantenimiento se incrementan alrededor del 7-25% bajo estas condiciones (Baumgard and Rhoads, 2013).
En un contexto donde la intensidad, frecuencia y duración de las olas de calor se incrementa como consecuencia del cambio climático, y donde la capacidad de los cerdos para disipar calor se ve disminuida producto de la selección genética tendiente a mejorar la productividad y la deposición de tejido magro, todas aquellas estrategias que logren reducir el impacto del estrés por calor se tornan fundamentales (Bracke, 2011; Cottrell et al., 2015).
Existen mecanismos que los cerdos ejecutan naturalmente para contrarrestar esta problemática como la disminución del consumo de alimento y la actividad voluntaria, junto con un aumento del consumo de agua (Renaudeau et al. 2010; Terrien et al. 2011).
Además, se pueden implementar ciertas estrategias nutricionales como la inclusión de aditivos (selenio, vitamina E, betaína y cromo) que resultan una herramienta valiosa, económica y de alta flexibilidad en su implementación (Cottrell et al., 2015).
La incorporación de estos elementos en las dietas ayuda a mitigar el impacto negativo de las altas temperaturas ambientales de los meses estivales, logrando rendimientos productivos homogéneos durante todo el año, con un consecuente beneficio económico para la granja.
Referencias bibliográficas
Baumgard, L.H. & Rhoads, R.P. (2013) Effects of heat stress on postabsorptive metabolism and energetics. Annual Review of Animal Bioscience, 1: 311–337.
Becker, B.A; Nienabar, J.A.; Christenson, R.K.; Manak, R.C.; Shazer, J.A. & Hahn, G.L (2014) Peripheral concentrations of cortisol as an indicator of stress in the pig. American Journal of Veterinary Research, 46:1034–1038.
Bracke, M.B.M. (2011) Review of wallowing in pigs: description of the behaviour and its motivational basis. Applied Animal Behaviour Science, 132: 1–13.
Cottrell, J.J.; Liu, F.; Hung, A.T.; DiGiacomo, K.; Chauhan, S.S.; Leury, B.J.; Furness, J.B.; Celi, P. & Dunshea, R.F. (2015). Nutritional strategies to alleviate heat stress in pigs. Animal Production Science, 55, 1391-1402.
Da Fonseca de Oliveira, A.C.; Vanelli, K.; Santos Sotomaior, C.; Weber, S.H. & Costa, L.B. (2019) Impacts on performance of growing-finishing pigs under heat stress conditions: a meta-analysis. Veterinary Research Communications, 43:37-43.
Renaudeau, D.; Anais, C.; Tel, L. & Gourdine, J.L. (2010) Effect of temperature level on thermal acclimation in growing pigs estimated using a nonlinear function. Journal of Animal Science, 88:3715–3724.
St-Pierre, N.R.; Cobanov, B. & Schnitkey, G. (2003) Economic losses from heat stress by US Livestock Industries. Journal of Dairy Science, 86, E52–E77.
Terrien, J.; Perret, M. & Aujard F (2011) Behavioral thermoregulation in mammals: a review. Adap Mech Evol, 4:13–22.
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